Seguro que alguna vez has escuchado una canción que te encantaba, pero no sabías cómo se llamaba y estuviste parte de ese día reproduciendo esa melodía en tu cabeza una y otra vez. Es probable que, además, la buscaras después en Google, o la tararearas torpemente con la esperanza de que alguno de tus amigos o familiares la reconociera.
Pues eso es lo que me sucedía con mi vocación. Oía campanas por todas partes, pero no sabía muy bien cuál era mi verdadera pasión y cómo descubrirla. Hasta que, por circunstancias de la vida, fui poco a poco tejiendo el camino que me ha traído hasta aquí (y que aún no he terminado de recorrer).